La felicidad está “en la suma de momentos positivos con que nos encontramos cada día y en la capacidad para valorarlos”. Así lo explica Margarita Álvarez, CEO y Fundadora de Working for Happiness, una de las gurús empresariales que han estudiado en profundidad hasta qué punto influye el bienestar del trabajador en el rendimiento de la organización. Tanto es así, que cada vez son más las empresas que incorporan a su gestión de los recursos humanos un área específica para procurar la satisfacción de sus empleados o, directamente un departamento de la Felicidad.
Todas las compañías que colocan el bienestar emocional de su plantilla entre sus objetivos coinciden en señalar sus beneficios: la atracción de talento y el aumento de la productividad. Por ello, invertir en la felicidad de la organización ya no es una opción sino que se convierte en una necesidad.
La oportunidad de conciliar la vida laboral con la personal, disponer de un salario competitivo y contar con un buen ambiente laboral o un líder eficaz son factores que lograrán que los empleados estén más contentos y motivados, lo que repercutirá directamente en los resultados de la empresa y en la cohesión de los equipos. Igualmente, evitar un estrés continuado, agradecer el esfuerzo y escuchar las ideas y propuestas de sus miembros ayudará a alcanzar el objetivo.
Por otra parte, la responsabilidad de la felicidad en las organizaciones debe ser compartida, pues las personas también deben poner de su parte para conseguir ese bienestar. Según Joaquín Viñas, formador en Felicidad en el Trabajo, existen tres claves: primero, encontrar y desarrollar un propósito; segundo, practicar la gratitud tanto como sea posible; y tercero, tener siempre una actitud positiva, entendida como una “combinación de optimismo y acción”.
Teniendo en cuenta todo esto, ¿a qué esperas para ser feliz? Solo hay que planteárselo como objetivo y fomentarlo entre el equipo y las personas responsables.