Aunque los hay que comienzan ahora su descanso estival, siguen siendo mayoría los que en estos días calientan motores para afrontar el curso académico y profesional tras disfrutar de su periodo de vacaciones. En este último caso, podría ser recomendable darse un último homenaje de bienestar y relax para cargar las pilas definitivamente antes de introducirse de lleno en la rutina y comenzar la vida cotidiana con una gran sonrisa.
Para ello, se ofrecen, a continuación, cinco planes que pueden protagonizar la última escapada del verano, ideales para relajarse y desconectar por última vez antes de la vuelta al trabajo:
El que nunca falla: la estancia en un balneario: son 12 los establecimientos termales que existen en Aragón repartidos por las tres provincias. Su objetivo: revitalizar cuerpo y mente a través de un cuidado catálogo de servicios y tratamientos enfocados al bienestar y a la salud.
Perderse por los pueblos aragoneses: conducir por carreteras secundarias y descubrir el encanto de municipios milenarios y paisajes sorprendentes es una práctica cada vez más extendida que recibe el nombre de ‘slow driving’ y que invita a viajar con calma por el territorio.
Una noche de ensueño en una hospedería: alojarse en palacios, castillos o edificios de gran interés histórico y patrimonial ofrece la posibilidad de viajar en el tiempo mientras se disfruta del máximo confort. Una propuesta hotelera que se combina con el entorno privilegiado de estos establecimientos y la calidad de su cocina.
Disfrutar del buen vino: catas, degustaciones y visitas guiadas por las bodegas son solo algunas de las opciones que plantean las denominaciones de origen aragonesas para pasar un fin de semana inolvidable gracias al enoturismo.
Una escapada gastronómica: atreverse a comer en un restaurante con estrella Michelín, probar los guisos tradicionales de la Comunidad en pequeños municipios del ámbito rural o ir de tapas por las ciudades aragonesas son la mejor manera de terminar las vacaciones con buen sabor de boca.